sábado, 19 de junio de 2010

EL MUNDO ES MALO



--Pitirre conoce un nido de chorchitas--decía el diablo.
--Pero Pitirre no se lo enseña a nadie-- decía el niño.
--Sólo por cinco cigarros--decía el diablo.
--Si faltan los cigarros me cuerea mi papá--decía el niño.
--Tu papá anda bebiendo guaro en La Azucena--decía el diablo.
El niño miraba la gaveta.
--Ya las chorchitas están emplumadas--decía el diablo.
El niño abría la gaveta.
--Quién anda en la gaveta--gritó desde la cocina la mamá.
--Decí que andás buscando tu cortaplumas--decía el diablo.
--Yo mamá, que ando buscando mi cortaplumas--gritó el niño, metiéndose los cigarros en el bolsillo.
Pitirre estaba en la orilla del río.
--¿Qué estás haciendo?--dijo el niño.
--Nada--dijo Pitirre.
--Vos conocés un nido de chorchitas--dijo el niño.
--Quién dice--dijo Pitirre.
--El diablo--dijo el niño.
--Mentiras--dijo Pitirre.
--Juralo--decía el diablo.
--Por ésta--dijo el niño.
--Ya juraste en vano--dijo Pitirre.
--Decile me condeno--decía el diablo.
--Me condeno--dijo el niño.
--Te condenás--dijo Pitirre.
--Sacá un cigarro--decía el diablo.
El niño sacaba un cigarro.
--Dame la Chiva--dijo Pitirre.
--Si me enseñás el nido--dijo el niño.
--Pues no—dijo Pitirre.
--Masiemos que fumo—dijo el niño.
--Si me das cinco cigarros te enseño--dijo Pitirre.
--Bueno--dijo el niño.
--Andá trete el tizón--dijo Pitirre.
El niño no se atrevía a entrar en la cocina.
--En la cocina está mi mamá--decía el niño.
--Llamá a la Socorrito que te lo saque--decía el diablo.
La muchachita estaba junto a la puerta de la cocina.
El niño la llamaba por señas desde largo. La muchachita lo miraba desconfiada.
--Vení--dijo el niño.
La muchachita se le acercaba.
--Andá treme un tizón a la cocina--dijo el niño.
--Anda vos--dijo la Socorrito.
--Pegale--decía el diablo.
--Si no vas te pego--decía el niño.
--Para qué querés tizón--dijo la Socorrito.
--Para prender un cigarro--dijo el niño.
--Si me das uno--dijo la Socorrito.
--Bueno--dijo el niño.
--A ver--dijo la Socorrito.
--Andá primero--dijo el niño.
La muchachita se hiba a traer el tizón a la cocina.
--¿Te gusta?--dijo el diablo.
--Sí--decía el niño.
La muchachita volvía con el tizón.
El niño cogía el tizón.
--A ver mi cigarro--dijo la Socorrito.
--Decile sólo que juguemos a los casados--decía el diablo.
--Sólo que juguemos a los casados--decía el niño.
--Dame primero mi cigarro--dijo la Socorrito.
--Tomálos-- dijo el niño.
El niño y la muchachita encendían sus cigarrillos con el tizón.
--Vamos, pues, a jugar a los casados--dijo la Socorrito.
--Primero vamos a ver un nido--dijo el niño.
Pitirre los esperaba a la orilla del río.
--A ver mis cinco cigarros--dijo Pitirre.
--Tomálos--dijo el niño.
--Ónde está el nido--dijo la Socorrito.
--¿Cual nido?--dijo Pitirre
--El nido--dijo el niño
--Te engañé, baboso--dijo Pitirre.
El niño cambiaba de colores.
--¿Son mentiras?-- dijo la Socorrito.
--¡No pues!--dijo Pitirre.
--A ver mis cigarros--dijo el niño.
--Tomá--dijo Pitirre haciéndole la guatusa.
--Mentale su mama--decía el diablo.
--Tu mama--dijo el niño.
--La tuya--dijo Pitirre.
--Decile tu papa es ladrón--decía el diablo.
--Tu papa es ladrón--dijo el niño.
--Y tu papa es picado--dijo Pitirre.
--Más picado es el tuyo--dijo el niño.
--Tu papa tiene cara de lechuza--dijo Pitirre.
El niño estaba enfurecido. Pitirre se reía. La muchachita los miraba el uno al otro. El niño se contenía para no llorar.
--Tu papa le pega a tu mama--dijo Pitirre.
--Tambien mi papa le pega a mi mama--dijo la Socorrito.
El niño estaba ciego de rabia.
--Cortalo con tu cortapluma--decía el diablo.
El niño estaba sacando su cortapluma. Pero Pitirre era más fuerte, le arrebataba el cortapluma y le pegaba.
El niño, dando gritos, corría en busca de su madre.
--Ya salió llorando--dijo Pitirre.
--Cochón--dijo la Socorrito.
Cuando quedaron solos Pitirre y la muchachita, el diablo quedó con ellos, mirándolos y sonriendo.
--¿No tenés nido, pues?--dijo la Socorrito.
--Tres tengo--dijo Pitirre.
--Dame uno--dijo la Socorrito.
--Sólo que hagamos aquello--dijo Pitirre.
--Primero dame el nido—dijo la Socorrito.
--Después--dijo Pitirre.
--Júralo--dijo la Socorrito.
--Por ésta--dijo Pitirre.
--Bueno-dijo la Socorrito.
El diablo nada tenía que decir y se pasaba la lengua por el hocico. Tenía sueño y se durmió.



JOSE CORONEL URTECHO