lunes, 13 de junio de 2011

LOS LIBROS DE LA BUENA MEMORIA

El vino entibia sueños al jadear 
Desde su boca de verdeado dulzor 
Y entre los libros de la buena memoria 
Se queda oyendo como un ciego frente al mar. 
Mi voz le llegará
Mi boca también
Tal vez le confiaré
Que eras el vestigio del futuro. 
Rojas y verdes luces del amor
Prestidigitan bajo un halo de rush
Que sombra extraña te oculto de mi guiño
Que nunca oiste la hojarasca crepitar?
Pues yo te escribiré
Yo te hare llorar
Mi boca besará
Toda la ternura de tu acuario. 
Mas si la luna enrojeciera en sed
O las impalas recorrieran tu estante
No volverías a triunfar en tu alma?
Yo se que harías largos viajes por llegar. 
Parado estoy aquí
Esperándote
Todo se oscureció
Ya no se si el mar descansará... 
Habra crecido un tallo en el nogal
La luz habra tiznado gente sin fe
Esta botella se ha vaciado tan bien
Que ni los sueños se cobijan del rumor. 
Licor no vuelvas ya
Deja de reir
No es necesario más
Ya se ven los tigres en la lluvia 

LUIS ALBERTO SPINETTA

martes, 19 de abril de 2011

ALEGATO DEL PROCRASTINADOR




¿ Qué puedo decir?
Algunas frases incoherentes
como mi propia vida
Kierkegaard anticipó estas desgracia
cerró los ojos
soñó con un individuo que lleva mi nombre
un habitante de un país indiano
sentado en una silla
la silla en medio de una habitación
las paredes crujen sordamente
la muchedumbre golpea contra ellas
mi oreja derecha oye la imprecaciones
la izquierda oye los ruegos
toda la región humea, gruñe, se retuerce
todo el país
de costa a costa
no quiero salir a ver
algunos impacientes arrojan piedras
los teléfonos suenan
huyamos los menos insurrectos
un edicto contra nosotros
calma, me dicen
mis propias legiones me traicionan
soy leal a mi rey, el tiempo coronado
por las vides de mañana sin falta
qué vino brota de estas uvas
no tengo boca con qué beberlo
publican mi fotografía entre los buscados
muerto o vivo
la estancia, la región, el país
y su alrededor, el mundo
el mundo con algunas islas
 apacibles.




MIGUEL BRASCÓ

miércoles, 26 de enero de 2011

CIUDAD CERRADA




Esa era la calle
apenas iluminada
por donde regresaba.
La voz
de mi amigo muerto
retumbaba
como en un mal sueño.
Y porque una muerte
atrae otras muertes
apuré mis pasos.
Esa era la calle
bajo un cielo de ceniza
que comenzaba a clarear.
Pronto habría demasiada luz
para un hombre solitario.




                       Juan L. Salvi