domingo, 30 de agosto de 2015

CONSTANTINO CAVAFIS





LA CIUDAD


Te dices: Me marcharé
a otra tierra, a otro mar,                                                                             
a una ciudad mucho más bella de lo que ésta
pudo ser o anhelar…
Esta ciudad donde cada paso aprieta el nudo corredizo,
un corazón en un cuerpo enterrado y polvoriento.
¿Cuánto tiempo tendré que quedarme,
Confinado en estos tristes arrabales
del pensamiento más vulgar? Dondequiera que mire
se alzan las negras ruinas de mi vida.
Cuántos años he pasado aquí
derrochando, tirando, sin beneficio alguno…
No hay tierra nueva, amigo mío, ni mar nuevo,
pues la ciudad te seguirá,
por las mismas calles andarás interminablemente,
los mismos suburbios mentales van de la juventud a la vejez,
y en la misma casa acabarás lleno de canas…
La ciudad es una jaula.
No hay otro lugar, siempre el mismo
puerto terreno, y no hay barco
que te arranque a ti mismo. ¡Ah! ¿No comprendes
que al arruinar tu vida entera
en este sitio, la has malogrado
en cualquier parte de este mundo?


Traducción de Aurora Bernárdez



* * *

viernes, 28 de agosto de 2015

CUESTIÓN



¿A qué fijar ella sus ojos en
  triste gato de uñas alquiladas?

Su caso es peor:
puede vivir sin ser amado,
pero las palabras,
    las palabras necesitan amor.





                                                  Juan L.Salvi

miércoles, 26 de agosto de 2015



El arco iris brillante dividía la tarde.
Sin darle importancia vos jugabas
con el agua del río.
Y yo por alardear hablé
de la banda oscura de Alejandro.


Tendría que haberte besado.





                                                                 J.L.Salvi


* * *


 

domingo, 23 de agosto de 2015

SALVATORE QUASIMODO



 FORSE IL CUORE



Sprofonderà l’odore acre dei tigli
nella notte di pioggia. Sarà vano
Il tempo della gioia, la sua furia,
quel suo morso di fulmine che schianta.
Rimane appena aperta l’indolenza,
il ricordo di un gesto, d’una sillaba,
ma come d’un volo lento d’uccelli
fra vapori di nebbia. E ancora attendi,
non so che cosa, mia sperduta; forse
un’ora che decida, che richiami
il principio o la fine: uguale sorte,
ormai. Qui nero il fumo degli incendi
secca ancora la gola. Se lo puoi,
dimentica quel sapore di zolfo
e la paura. Le parole ci stancano,
risalgono da un’acqua lapidata;
forse il cuore ci resta, forse il cuore.







 QUIZÁS EL CORAZÓN


Se hundirá el olor acre de los tilos
en la noche de lluvia. Será vano
el tiempo de la dicha, su furor,
su mordisco de rayo que explosiona.
Apenas queda abierta la indolencia,
el recuerdo de un gesto, de una sílaba,
pero como de un vuelo lento de aves
entre vanos de niebla. Y aún aguardas
no sé qué cosa, mi extraviada; acaso 
una hora que decida, que recuerde
el principio o el fin; similar suerte,
ya. Aquí negro el humo de los incendios
seca aún la garganta. Si lo puedes, 
olvídate de aquel sabor de azufre
y el pavor. Las palabras nos fatigan,
rebrotan de una lapidada agua;
quizás nos quede el corazón, quizás.



Versión de Carlos Germán Belli 


                 * * *