miércoles, 30 de diciembre de 2009

HUGO DIZ




LA BASE DE LA SALUD



La estructura es base firme primero,
esqueleto luego, altura después.
Sin base no hay altura,
ni esqueleto ni estructura.


El lema:
Comenzar por cavar pala en mano.


Sin cimientos no hay esqueleto.
He aquí la cuestión
hartamente confusa al militante.
Sencillamente clara al albañil.


***

JOSÉ ASUNCIÓN SILVA




Avant-propos


Prescriben los facultativos
cuando el estómago se estraga,
al paciente, pobre dispéptico,
dieta sin grasas.

Le prohiben las cosas dulces,
le aconsejan la carne asada
y le hacen tomar como tónico
gotas amargas.

Pobre estómago literario
que lo trivial fatiga y cansa,
no sigas leyendo poemas
llenos de lágrimas!

Deja las comidas que llenan,
historias, leyendas y dramas
y todas las sensiblerías
semi-románticas.

Y para completar el régimen
que fórtifica y que levanta,
ensaya una dosis de estas
gotas amargas.


***

sábado, 5 de diciembre de 2009

TENDRÉ QUE VOLVER CERCA DE LAS TRES




OTROS

es una noche calurosa de verano una noche muy
húmeda
el joven tiene todo su cuerpo mojado y lo fastidian
las sábanas en desorden
está pensando en su adolescencia en un cuarto con
cortinas azules
desde algún otro lado llega la voz de una mujer
el joven se acerca a la ventana el aire trae las
voces nítidas de la mujer y de un hombre
son suspiros risas intermitentes un crujir como de
seda nueva o de papel celofán
a veces algún gemido también el silencio
el joven regresa hasta su cama pero ya no podrá
dormir durante el resto de la noche


***


UNAS HORAS DESPUES

entonces por fin la voz salió de aquella garganta y
fue dando tumbos como dos animales que se
despedazaran desde el pie de la cama hasta la
mesa con restos de comida y lo que dijo pareció
un nombre de mujer


***


LA FUERZA


ella llevaba un pantalón de color escarlata y tenía
la cabeza cubierta por pequeños rizos y los ojos
muy oscuros y separados
alguien del grupo hizo una broma y la mujer se la
festejó con una carcajada guaranga
su acompañante dio un respingo y se sintió verdaderamente
asustado en su corazón
después ellos dos se apartaron del resto subieron a
las habitaciones y la mujer se desnudó en un
santiamén
ya está otra vez desnuda pensó el hombre con rencor
ya no es más que una muchacha desnuda


***


LA CONCIENCIA


son tan pequeñas dijo ella tan pequeñas e
irresponsables
el hombre miró los puntos rojos de la flor hembra
y pensó en la determinación inflexible de la
vida y un relámpago oscuro le cruzó por el
rostro
el viento las anima moduló la mujer a su manera
casual
el hombre sintió el viento sobre su rostro y se dejó
acometer por una rabia amarga
polen amarillo que vuela de una flor a otra dijo
la mujer
en ese punto el hombre la odió con todas sus fuerzas


***


DOS MUJERES

el camarero dejó la bandeja con los coñacs sobre la
mesita
aquel sitio estaba oscuro de veras cerca de la puerta
una lámpara verde iluminaba la caja registradora
antes de eso habían vagabundeado por ahí sin decidirse
por un lugar u otro habían cenado y
reído habían conocido a gente
más allá de las ventanas la llovizna aleteaba débilmente
a la luz de los faros
una de las mujeres levantó la copa de coñac y la
miró a contraluz adónde vamos ahora dijo
la otra sonrió con sarcasmo y no contestó


***


RAFAEL A. BIELSA
Poemas recortados del libro TENDRÉ QUE VOLVER CERCA DE LAS TRES
ediciones el lagrimal trifurca
Rosario, 1983

miércoles, 25 de noviembre de 2009

IRENE GRUSS





El mundo incompleto


El reverso del mundo plagado de
margaritas
ondulantes, iluminadas.
El mundo tal como es
díficilmente pueda completar
la llegada a las
ondulantes margaritas.
Quién necesita esas flores
quién se queda a describirlas
tal como están, allá lejos,
quién sabe cómo son esas flores.
Y si no son margaritas?
Si no se llega
si no se completa el mundo?


***



Molino de su pensamiento o
La Bienvenida



Hay un gesto de saludo en la mano
y un pájaro real posado
arriba de su cabeza.
Hay un movimiento de nave y un
molino fantástico dentro de su cabeza; los dos,
el pájaro y el molino, hacen presión,
molestan casi.
El barco no es un balanceo soñador,
ni la góndola predestinada
de un relato.
El barco es como un tren, como
un tranvía,
es una historia amorosa en medio
de la guerra, cuando entre dos
se habla de cómo conseguir
una patata o un cigarrillo.
El molino
es como un film,
como el mar o el
pasto cambiado de color, todo
el día; el sol que ese día
baja hasta lastimar el mundo;
el pájaro es un metáfora
ni más ni menos
rugosa.
La que se aleja
saluda con la mano,
como si fuese bienvenida.



***


Poemas de IRENE GRUSS copiados de su plaqueta de poesía EL MUNDO INCOMPLETO

miércoles, 18 de noviembre de 2009

MENTIRAS Y VERDADES


Nuevos motivos por lo que los poetas mienten.

Porque el instante
en que la palabra feliz
se pronuncia
no es nunca el instante de la felicidad.
Porque los labios del sediento
no hablan de sed.
Porque por boca de la clase obrera
nunca oiréis la palabra clase obrera.
Porque el desesperado
no tiene ganas de decir
«estoy desesperado».
Porque orgasmo y Orgasmo
son incompatibles.
Porque el moribundo, en lugar de decir,
«me estoy muriendo»
no emite más que un ruido sordo
que nos resulta incomprensible.
Porque los vivos
son los que rompen el tímpano de los muertos
con sus terribles noticias.
Porque las palabras acuden siempre demasiado tarde
o demasiado pronto.
Porque de hecho es otro,
siempre otro,
el que habla,
y porque aquel de quien se habla
calla.


***


Hans Magnus ENZENSBERGER, El hundimiento del Titanic, Barcelona, 1998,
Traducción de Heberto Padilla.

jueves, 12 de noviembre de 2009

JOAQUÍN PASOS




La verdulera


Ésa es la verdulera,
ésa que va al mercado con los pies llenos de tierra,
la que lleva
el chayote, la yuca, la yerbabuena.
La del canasto, la de la red, la de la estera.
Esa pichona que anda como palmera,
pero como palmera cargada de cocos, porque le pesa.
Con las verduras se hace la sopa, se hace la cena,
se hace la vida entera la verdulera.

Con las verduras que lleva
lleva una verdura nueva.
Sólo los indios saben quién fue el que hizo la siembra.
Si es de ella.
Si la verdura es fresca. Si es la verdulera.

Con las verduras por la carretera
madura la verdulera.
El chayote, la yuca, la yerbabuena.


***


India caída en el mercado



Pobre india doblada por el ataque
todo su cuerpo flaco ha quedado quieto
todo su cuerpo sufrido está pequeño, pequeño
todo su cuerpo tronchado es un pajarito muerto.
Su corazón -¡ah corazón despierto!- pájaro libre, pájaro suelto,
Carlos, ha dormido un momento.
Ella se desmayó, la desmayaron.
Al lavarle el estómago los médicos
lo encontraron vacío, lleno de hambre,
de hambre y de misterio.
Muy doloroso cuadro, Carlos.
Muy doloroso y sumamente amado.
Han volteado su cara -¡ah oscura palidez!-. Con el derrame
las yugulares están secas y la sangre
huyó secretamente, ¡ah
la viera su madre!
Cerca, Carlos, cerca del occipucio
una moña chiquita se desgaja
y deja ver en la nuca una cruz blanca.
Tan cerca de la muerte y tan lejana,
su vida vale mucho, vale nada.
Los lustradores esperaban
obscenidades al levantar la falda
pero ella tiene una desnudez muy médica,
un lunar en la espalda,
y da la impresión de un ave herida
cuando cae su brazo como un ala.

Abran, abran
todas las gentes malas sus entrañas
y no encontrarán nada.
Ella tiene un ataque,
que no lo sabe nadie.
Un ataque malo,
Carlos.


***


JOAQUÍN PASOS (1914-1947)

jueves, 29 de octubre de 2009

EDGAR BAYLEY




UN SENTIDO ILUMINADO Y CIERTO



digo amiga y digo lentamente
las formas del viento y la madera
digo un momento un fuego
una bondad un río una fe
un nacimiento un aire
un sentido iluminado y cierto

digo amiga con palabras con horas
con ojos con adioses
con claridad y sombras
y una estrella

y tan especial
tan solo
y verdadero
es este amor
y tan cumplido en sí mismo
tan abierto
y rico y generoso
que dejémoslo ya
sin tocarlo
mirándolo a distancia
o démosle la mano
y marchemos con él
adonde quiera
sin ver
y sin dudar
y sin cuidado


***



NADIE



¿Cómo esa NADIE será
con la que tienes que verte?

¿Alguna desesperada
desprolija
mal vestida
que come y duerme muy poco
se acuesta de madrugada
y apenas pide
insinuando
que la escuchen
nada más?

¿Será NADIE esa mujer
que viste de terciopelo
y lentejuelas a veces
que te sonríe y te guiña
y al mismo tiempo te dice
al oído y por lo bajo
un jamás y un para siempre
y un sí y un no decididos
en tanto que se resiste
y se entrega y se desdice
y después desaparece
a pleno sol
muy valiente
entre la furia
entre velos
la locura
desazón
entre la tierra y el fuego
entre la piedra y el mar?

¿O ésa
la cierta
segura
igual en todo a sí misma
la que te busca y olvida
y de tu albur nada sabe
que poco a poco te inventa
en tanto que por fragmentos
ella misma va naciendo
del caracol
la marmita?

¿O aquella de más allá
que entre sueños te aguarda
para vagar confundidos
toda la sombra y el alba
toda la vida y la muerte?

Con nadie tienes que verte
con nadie nadie nadie

¿Cómo esa NADIE será
con la que tienes que verte?


***


EDGAR BAYLEY (1919-1990)

martes, 27 de octubre de 2009

UN CAPÍTULO PARA EL "EVANGELIO"

De mí ha de decirse que tras la muerte de Jesús me arrepentí de lo que llamaban mis infames pecados de prostituta y me convertí en penitente hasta el final de la vida, y eso no es verdad. Me subieron desnuda a los altares, cubierta únicamente por el pelo que me llegaba hasta las rodillas, con los senos marchitos y la boca desdentada, y si es cierto que los años acabaron resecando la lisa tersura de mi piel, eso sucedió porque en este mundo nada prevalece contra el tiempo, no porque yo hubiera despreciado y ofendido el mismo cuerpo que Jesús deseó y poseyó. Quien diga de mí esas falsedades no sabe nada de amor. Dejé de ser prostituta el día que Jesús entró en mi casa trayendo una herida en el pie para que se la curase, y de esas obras humanas que llaman pecados de lujuria no tendría que arrepentirme si como prostituta mi amado me conoció y, habiendo probado mi cuerpo y sabido de qué vivía, no me dio la espalda. Cuando delante de todos los discípulos Jesús me besaba una y muchas veces, ellos le preguntaron si me quería más a mí que a ellos, y Jesús respondió: “¿A qué se puede deber que yo no os quiera tanto como a ella?.” Ellos no supieron qué decir porque nunca serían capaces de amar a Jesús con el mismo absoluto amor con el que yo lo amaba. Después de que Lázaro muriera, la pena y la tristeza de Jesús fueron tales que, una noche, bajo las sábanas que tapaban nuestra desnudez, le dije: “No puedo alcanzarte donde estás porque te has cerrado tras una puerta que no es para fuerzas humanas”, y él dijo, sollozo y gemido de animal que se esconde para sufrir: “Aunque no puedas entrar, no te apartes de mí, tenme siempre extendida tu mano incluso cuando no puedas verme, si no lo hicieras me olvidaría de la vida, o ella me olvidará”. Y cuando, pasados algunos días, Jesús fue a reunirse con los discípulos, yo, que caminaba a su lado, le dije: “Miraré tu sombra si no quieres que te mire a ti”, y él respondió: “Quiero estar donde esté mi sombra si allí es donde están tus ojos”. Nos amábamos y nos decíamos palabras como éstas, no solo por ser bellas y verdaderas, si es posible que sean una cosa y otra al mismo tiempo, sino porque presentíamos que el tiempo de las sombras estaba llegando y era necesario que comenzásemos a acostumbrarnos, todavía juntos, a la oscuridad de la ausencia definitiva. Vi a Jesús resucitado y en el primer momento pensé que aquel hombre era el cuidador del jardín donde se encontraba el túmulo, pero hoy sé que no lo veré nunca desde los altares donde me pusieron, por más altos que sean, por más cerca del cielo que los coloquen, por más adornados de flores y perfumados que estén. La muerte no fue lo que nos separó, nos separó para siempre jamás la eternidad. En aquel tiempo, abrazados el uno al otro, unidas nuestras bocas por el espíritu y por la carne, ni Jesús era lo que de él se proclamaba, ni yo era lo que de mí se zahería. Jesús, comigo, no fue el Hijo de Dios, y yo, con él, no fui la prostituta María de Magdala, fuimos únicamente este hombre y esta mujer, ambos estremecidos de amor y a quienes el mundo rodeaba como un buitre barruntando sangre. Algunos dijeron que Jesús había expulsado siete demonios de mis entrañas, pero tampoco eso es verdad. Lo que Jesús hizo, sí, fue despertar los siete ángeles que dormían dentro de mi alma a la espera de que él viniera a pedirme socorro: “Ayúdame”. Fueran los ángeles quienes le curaron el pie, los que me guiaron las manos temblorosas y limpiaron el pus de la herida, fueron ellos quienes me pusieron en los labios la pregunta sin la que Jesús no podría ayudarme a mí: “¿Sabes quién soy, lo que hago, de lo que vivo”, y él respondió: “Lo sé”, “No has tenido que mirar y ya lo sabes todo”, dije yo, y él respondió: “No sé nada”, y yo insistí: “Que soy prostituta”, “Eso lo se”, “Que me acuesto con hombres por dinero”, “Sí”, “Entonces lo sabes todo de mí” y él, con voz tranquila, como la lisa superficie de un lago murmurando, dijo: “Sé eso solo”. Entonces yo todavía ignoraba que era él era el hijo de Dios, ni siquiera imaginaba que Dios quisiese tener un hijo, pero, en ese instante, con la luz deslumbrante del entendimiento, percibí en mi espíritu que solamente un verdadero Hijo del Hombre podría haber pronunciado esas tres simples palabras: “Sé eso solo”. Nos quedamos mirándonos el uno al otro, ni nos dimos cuenta de que los ángeles se habían retirado ya, y a partir de esa hora, en la palabra y en el silencio, en la noche y en el día, con el sol y con la luna, en la presencia y en la ausencia, comencé a decirle a Jesús quien era yo, y todavía me faltaba mucho para llegar al fondo de mí misma cuando lo mataron. Soy María de Magdala y amé. No hay nada más que decir.


JOSÉ SARAMAGO
Tomado de su blog: cuaderno.josesaramago.org

martes, 20 de octubre de 2009

ESTELA FIGUEROA

NATURALEZA MUERTA

Tomates rojos
con una hendidura negra.
Limones amarillos
con pezones verdes.
Zanahorias erectas
papas ovales
bananas que yacen arqueadas.

Sexo sobre la mesa
donde amaso el pan.


***


UN MUERTO NO ES UN MUERTO ES LA MUERTE

Es una visita que ya no vendrá
como no sea en sueños.
Es una casa a la que nunca más iremos
como no sea con la imaginación.

De aquel domingo del invierno pasado
en que tres amigos comimos torta "con sabor a infancia"
-como dijimos-
y tomamos té con canela
soy la única sobreviviente.

Hace unos días
después de una lluvia
-pensando en estas cosas-
planté un gajo de enredadera
que había echado raíces
dentro de una botella.

Parece que prendió.
Quisiera que
-trepando por la pared-
cubriera el patio
donde da tanto el sol.
Es probable que así sea.
Pero hoy me pregunto
si llegaré a verlo.


***


Extraido de la Antología POETAS ARGENTINAS (1940-1960)
Seleccion y prólogo de IRENE GRUSS
Ediciones del Dock

miércoles, 14 de octubre de 2009

El auto

El auto con el parabrisas astillado.
El auto que partió una biela.
El auto sin frenos.
El auto con la junta quemada.
El auto con un agujero en el radiador.
El auto por el que me deslomé en la zafra.
El auto con el block rajado.
El auto que no tiene marcha atrás.
El auto con problemas en la dirección.
El auto con un alternador que no carga.
El auto que perdió el asiento trasero.
El auto con el tapizado destruido.
El auto que pierde 1 litro de aceite por día.
El auto con mangueras podridas.
El auto que abandonó ese restorán sin pagar.
El auto con cubiertas de ocasión.
El auto sin calefacción.
El auto con la trompa fuera de línea.
El auto en el que vomitó un niño.
El auto en el que yo vomité.
El auto con la bomba de agua rota.
El auto que torció el árbol de levas.
El auto que me dejó a un costado del camino.
El auto que humea intensamente.
El auto con el carburador sucio.
El auto que atropelló un perro y no se detuvo.
El auto con el silenciador perforado.
El auto que no tiene caño de escape.
El auto que mi hija chocó.
El auto cuyo motor fue rectificado dos veces.
El auto con cables pelados.
El auto que compré con un cheque sin fondos.
El auto con el termostato que no abre.
El auto que reventó el motor.
El auto sin luces.
El auto con la correa cortada.
El auto con limpiaparabrisas oxidados.
El auto que regalé.
El auto con un diferencial que zumba.
El auto del que quiero olvidarme.
El auto que golpeé con una maza.
El auto cuyas cuotas no podía pagar.
El auto que vuelvo a poseer.
El auto con el embrague que patina.
El auto que espera en la agencia.
El auto de mis sueños.
Mi auto.

RAYMOND CARVER
del libro "VOS NO SABÉS QUÉ ES EL AMOR"
Versión por Patricia Ogan Rivadavia y Esteban Moore

lunes, 5 de octubre de 2009

JUANA BIGNOZZI

La literatura en serio


Como sufro y me aburro resulto bastante divertida,
a veces represento situaciones,
la mujer comprensiva, el hombre triste;
como no tengo sentido de la oportunidad,
puedo interrumpir la mejor escena de amor,
y para que nadie dude de mi inteligencia,
me ocupo de problemas casi ridículos.
Rodeada de gente que espera cosas de la vida
o practica la tragedia,
mis explosiones de júbilo son bastantes frecuentes,
y como me regalo horizontes, cucharas que vacían mi
corazón,
casi siempre estoy triste,
por eso mi alegría es digna de verse.


***


Una poesía para impresionar
con grandes imposibles olvidos que no llegan
o esas frases de: tengo para poco
una poesía en realidad para ser un animal herido
entre la gente
para irse a un rincón y tratar de no molestar
si digo esa poesía ya no me interesa
porque he empezado a sentir gusto por la vida
en serio.


***

( de Mujer de cierto orden)

domingo, 27 de septiembre de 2009

ETERNIDADES (1916-1917)

POEMAS DE JUAN RAMÓN JIMÉNEZ


...Mi corazón lo iluminaba
todo, y estabas tú,
con mi luz, a mi lado,
sin saberlo...


****


Tira la piedra de hoy,
olvida y duerme. Si es luz,
mañana la encontrarás,
ante la aurora, hecha sol.


****


¡ Cúan estraños
los dos con nuestro instinto!

...De pronto, somos cuatro.


****


Madrugada

El amanecer tiene
esa tristeza de llegar,
en tren, a una estación que no es la de uno.

¡Qué agrios los rumores
de un día que se sabe pasajero
-oh vida mía-!

-Arriba, con el alba, llora un niño.-


****


Cobré la rienda,
di vuelta al caballo
del alba;
me entré, blanco, en la vida.

¡Oh, cómo me miraban,
locas,
las flores de mi sueño,
levantando los brazos a la luna!


****


¡Forjadores
de espadas,
aquí está
la palabra!


****


Nocturno


Te besaré en la sombra,
sin que mi cuerpo toque
tu cuerpo.

-Echaré las cortinas,
que no entre ni la niebla
del cielo.-

Que en la muerte absoluta
de todo, sólo exista,
nuevo mundo, mi beso.


****


Cierra, cierra la puerta,
como a ella le gustaba...
¡Que se encuentre a su agrado su recuerdo!


****


A Dante

...Allegro sì, che appena il conoscìa...
Dante.

Tu soneto, lo mismo
que una mujer desnuda y casta,
sentándome en sus piernas puras,
me abrazó con sus brazos celestiales.

Soñé, después, con él, con ella.
Era una fuente
que dos chorros arqueaba en una taza
primera, la cual, luego, los vertía,
finos en otros dos...

viernes, 25 de septiembre de 2009

FRAGMENTOS

HERÁCLITO


El mar es el agua más pura y la más impura. Para los peces es potable y buena; para los hombres, impotable y fatal.

****

El rayo gobierna todas las cosas.

****

El fuego al avanzar juzgará y condenará todo.

****

Las opiniones humanas son juego de niños.

****

El camino hacia lo alto y el camino hacia lo bajo es uno y el mismo.

****

No es conveniente el obrar y el hablar como hombres dormidos.

****

Debemos saber que la guerra es común a todos y que la discordia es justicia y que todas las cosas se engendran de discordia y necesidad.

****

Para el Dios todas las cosas son hermosas y buenas y justas; pero los hombres sostienen que algunas cosas son injustas y otras justas.

****

El pensar es común a todos.

****

Está en poder de todos los hombres conocerse a sí mismos y ser sensatos.

****

La naturaleza aprecia el ocultarse.

****



Traducción del griego: LUIS FARRE.

POETAS DE LA ISLA

CESARE PAVESE



Suponga que yo estoy escondido de antemano en
el closet
y que usted (tantas cosas que tiene en la cabeza)
no lo nota.
Se acuesta,
toma las dieciséis píldoras del frasco,
hace las últimas llamadas: inútiles,
medita sobre las derrotas, las guerras, Turín (cruda en invierno).


Suponga que usted deja
las gafas en la mesita de noche
y que luego escribe algo en su cuaderno
(letra rápida, pequeña).


Ahora imagine que yo salgo.
Que impido su suicidio.
Cinco, dos, venticuatro veces
(como en el cine).


Suponga que usted no muere,
suponga que nos damos las manos
y que cometemos pequeñas historias, aventuras habladas
donde las mujeres aman desesperadamente a los poetas
y no hay estar solos, ni desastres, ni trenes aplastados.


Pero no.
Yo estoy en mi cuarto y usted está en el suyo.
Yo no trato de impedir nada
y usted se toma las pastillas.
Yo dejo su libro en la mesita de noche y trato en vano de dormirme
y viene la muerte y tiene sus ojos.


Luis Rogelio Nogueras
(1944-1985)

jueves, 24 de septiembre de 2009

ARRECIFES Y SU POESÍA

EUCARÍSTICA


Señor!, si eres amor, y si la nieve
imagen viva de la muerte es,
¿porqué en la blanca nieve de la hostia
te escondes, di? ¿por qué?. . .


Esto a Jesús yo preguntaba un día
ante el Sagrario; y respondióme El:
"¿No sabes que por fuera los volcanes
tienen nieve también? . . ."

Mariano A. Guerra Brito, Pbro.

Publicado en "Arrecifes y su poesía" por Luis Paccusse, año 1938.

JUANELE

ESTOS HOMBRES . . .



Estos hombres que vuelven,
sienten la gracia
de los puros espíritus
del crepúsculo?
Se diría que sí.
Parecen flotantes
fantasmas pálidos.
Los que están parados
en las puertas
frente al dulce abanico de luz última
-nobles estatuas de melancolía-
sentirán aún más
la caricia de impalpables alas extrañas?
Ah, si ciertamente fuera así,
una serena dicha fuera nuestra.
Pero aquel hombre vago sólo siente
que a la inseguridad terrible de su vida
se une la tierra negra,
que en su casa deshecha no le espera la lámpara
rodeada de risas,
sino un montón oscuro
de infantiles figuras contraídas,
y la desesperada, femenina, pregunta cotidiana.
Pero yo sé que un día verás, oh hermano mío, en el horizonte,
temblar, bajo el rocío, para tí, limpios jardines. . .


Juan L. Ortiz

miércoles, 23 de septiembre de 2009

POEMAS DE HÉCTOR VIEL TEMPERLEY (1933-1987)

Creo que la muerte es algo

Creo que la muerte es algo
que se puede pensar
hasta sin cerebro.
Uno pasa por delante
de algunas casas
y las oye pedir muerte.

Qué destino
el de esos nuevos frentes
de casas de departamentos.
Yo he escuchado a sus materiales
pedir muerte,
volver a ser lo que eran
antes, en cualquier parte.

Me lo piden a mí
que oigo pensar su muerte
cuando paso a su lado
y oyen pensar la mía.


***




Vi una pelota



Vi una pelota
igual a todas
que el viento se llevaba
mar adentro.

Después de perseguirla
una milla marina
colores de planeta y África
tiraban de la punta
de mis dedos.

Y yo pensaba:
si te sigo, muero.


***


Señor, estoy cansado



Señor, estoy cansado.
Que me hablen solamente
de lejos y con banderas,
como a barco apestado.


***


Suavemente, como se apoya la flecha



Suavemente, como se apoya la flecha
en la cuerda del arco,
apoya en mi pecho
un pezón de tu pecho.



***


Dormir doce horas



Dormir doce horas,
despertar en el cielo.
Afeitarme por última vez...


***


Quise ser como mil sables



Quise ser como mil sables
en el instante de desenvainarse.
Quise poner mis ojos en sus ojos
y hacerla arder
con la luz de mil sables.

Creo que fue algo así
como querer ser ángel.
Como no querer morirme
adentro de la carne.


***

Del libro HUMANAE VITAE MIA (1969)

martes, 22 de septiembre de 2009

LOS POEMAS DEL GRAN RÍO (selección)



tenía un libro
cuyas páginas
eran flores de ciruelo


un prodigio
al que nadie
nunca
pudo entrar

***


se le había caído
la luna
entre los senos


tuvo miedo
y desde entonces
su dios fue el asombro


***


el ejercicio
con materiales tristes
le habían otorgado
un orden melancólico


como si cenara estrellas
en el restaurante de la luna


***


el pañuelo rojo
de la florista
se ha transformado en otra flor


le volvía verdes los ojos
un pequeño jardín
que vivía un poco atrás
en su arrabal


***


la vida
es un acalorado regateo
en la plaza del mercado


donde solamente los locos
tienen guitarra

***


el poema
era tan
delicadamente triste


que la muerte
se encogió de hombros
y se alejó
cantando

***


bajo la luna
el sauce
con las barbas en el agua
es un monje budista
meditando sobre la apariencia
mientras su imagen sumergida
medita sobre la verdad


***


me aturde la sinfonía del mundo


no grites tanto Dios


si bebo dos dedos
más de vino
te romperías en mi corazón

***


vivía
el lento edificio interior
de la palabra camarada


era dueño
de las celestes
herrerías de la aurora


Roberto Juárez soldador
trabajaba con estrellas
en la Corporación

***


Felipe Aldana (1922-1970)
obra poética Ediciones I.E.N.
Rosario 1977